La cadena de suministro global aún lucha por salir de la crisis. La dificultad de acceder a insumos y la escasez de ciertos productos básicos por causa de la crisis de Ucrania que ha impulsado al alza los precios de los productos básicos primarios, especialmente del combustible, los alimentos y los abonos, no ha detenido el impacto logístico y el crecimiento del comercio internacional.
Señala el FMI (Fundación Monetaria Internacional) que la actividad económica mundial está experimentando una desaceleración generalizada y más acusada de lo previsto, con una inflación superior a la registrada en varias décadas. La crisis del coste de la vida, el endurecimiento de las condiciones financieras en la mayoría de las regiones, la invasión de Ucrania por Rusia y la persistente pandemia de COVID-19 pesan mucho sobre las perspectivas.
La entidad multilateral prevé que el crecimiento mundial disminuya del 6 % en 2021 al 3,2 % en 2022 y al 2,7 % en 2023. Se trata del perfil de crecimiento más débil desde 2001, exceptuando la crisis financiera mundial y la fase aguda de la pandemia COVID-19.
Por su parte, el crecimiento del comercio global se estima preliminarmente para 2022 en 3,5 %, según la Organización Mundial del Comercio (OMC), aunque se vislumbran nubarrones en 2023: se prevé que será apenas de 1 %.
“Aunque las restricciones comerciales pueden ser una respuesta tentadora a las vulnerabilidades del suministro que han puesto de manifiesto las perturbaciones de los dos últimos años”, dijo en octubre su directora general, Ngozi Okonjo-Iweala.
De ahí que las tendencias de la logística naviera se mantengan todavía en la misma línea, buscando ventajas competitivas desde la aplicación de nuevas tecnologías –que incluye un importante mejoramiento del uso de datos–, la optimización de cada uno de los procesos logísticos, el cuidado del ambiente y la seguridad.
Desde la demanda
Europartners Group señala que los retos de la manufactura van atados intrínsecamente con los de la logística y sus tendencias en el 2023, y cita un listado de cuatro puntos cruciales elaborado por The Logistics World: aumento de precios, interrupciones en la cadena de suministro, escasez de mano de obra y alto nivel de competencia
- El primero tiene que ver con la inflación global, que cerraría al alza en 2022 con 8,8 %, según cálculos preliminares del FMI (venía de 4,7 % en 2021, niveles que volverían a verse hasta 2024). Ese incremento en los precios al consumidor también golpeó con fuerza a Colombia, con una variación de 13,12 % en 2022, la más alta en 21 años, según el DANE.El gran riesgo es que esa alta variación global puede desembocar en una gran recesión: una encuesta de Bloomberg a 40 economistas en octubre pasado reveló que el 75 % de ellos ven probable una recesión en los próximos dos años, algo que comparten el Banco Mundial y el FMI, que calculan que una tercera parte de la economía mundial tendrá al menos dos trimestres consecutivos sin crecimiento.
- Frente a los problemas de la cadena de suministro, Oren Klachkin, economista jefe de Oxford Economics, indicó a Bloomberg que “la velocidad a la que se solucionen los enredos del lado de la oferta será clave para determinar la rapidez con la que baja la inflación”. Añade que, aunque si bien 2023 será un mejor año, “las cadenas de suministro seguirán causando dolores de cabeza”.“Un repliegue de las cadenas mundiales de suministro solo agravaría las presiones inflacionistas, lo cual llevaría, con el tiempo, a una desaceleración del crecimiento económico y a niveles de vida más bajos. Lo que necesitamos es una base más amplia, más diversificada y menos concentrada para producir bienes y servicios”, señaló Okonjo-Iweala.
El Atlas del crecimiento del comercio exterior, de DHL, es optimista en señalar que todavía se espera que el comercio exterior crezca más rápido en 2022 y 2023 que en la década anterior, pese a la desaceleración mundial y la guerra en Ucrania.
- El escasez de mano de obra calificada es uno de los grandes retos para las navieras, según un informe de Drewry, citado por Mundo Marino, donde “si bien los lubricantes, las provisiones y otros equipos necesarios una embarcación se pueden adquirir, incluso si los precios son altos, encontrar la tripulación adecuada es cada vez más difícil”. El déficit de oficiales estimado por la consultora es de 55.000 puestos para 2027, lo que implica ofrecer mayores salarios.
- En cuanto al alto nivel de competencia, uno de los efectos de la inflación es que en el mediano plazo la demanda de productos empieza a caer y con ello, usualmente, caen también los precios, algo que ocurre lentamente. “Las navieras ya empezaron a reaccionar con blank sailings y otras estrategia para detener las tarifas” señala Europartners.
Por otra parte, en un entorno de fletes y lucro altos, las navieras han pedido buques nuevos, recalca Freight Waves, lo que implica que entraran al mercado 2,34 millones de TEUS de capacidad de carga en 2023 y 2,83 millones de TEUS en 2024. Pero ello hay que compensarlo cuando la situación se regularice, por lo que una forma de hacerlo es desguazar las naves más viejas y contaminantes, por lo que podría haber un record en 2023.
El reto consiste en que las ganancias de las navieras no se vayan al agua. Simon Heaney, gestor senior de investigación de contenedores de Drewry, dijo que “no hacer nada no es una opción. Las navieras no pueden ejercer ninguna influencia sobre la demanda. No tienen más remedio que centrarse en lo único que pueden controlar: el suministro. […] Ahora están en una posición para hacer frente a los ‘años de peligro’ y conseguir la capacidad adecuada para garantizar un futuro tranquilo”.