La globalización como fenómeno económico y comercial, sostenido en las cadenas de suministro, puede haber llegado a su fin tal y como lo conocemos. Si bien la pandemia le asestó un duro golpe, la guerra en Ucrania le impone una serie de retos que determinarán su futuro. “La invasión rusa a Ucrania ha puesto fin a la globalización que hemos vivido durante las últimas tres décadas", vaticinó en marzo pasado Larry Fink, CEO de BlackRock, la mayor gestora de fondos de inversión del mundo, que cerró 2021 con un volumen de activos bajo gestión de 10 billones de dólares. "Ya habíamos visto conectividad entre naciones, empresas y hasta personas tensas por dos años de pandemia. Ha dejado a muchas comunidades y personas sintiéndose aisladas y mirando hacia adentro. Creo que esto ha exacerbado la polarización y el comportamiento extremista que estamos viendo en la sociedad actual", añadió el ejecutivo en su carta anual a los accionistas. Por su parte, el profesor Luciano Ciravenga, M.Phil. de Oxford, y con un Ph.D. del LSE, sentenciaba a mediados del 2021 que, a raíz de la pandemia, “la globalización no iba a regresar porque había profundizado las desigualdades que existían en los países; las minorías, las mujeres y los más pobres”. Cuatro escenarios El encuentro de mayo de 2022 del Foro Económico Mundial, en Davos (Suiza), se discutieron cuatro escenarios sobre el futuro de la globalización “y sobre si hay un fenómeno de desglobalización en el mundo físico –al menos en ciertos sectores– a la vez que se produce una hiperconectividad en el mundo virtual”, destacaron en el diario Cinco días María Osaba y Miguel Larrinaga, del Deusto Business School. “La sensación general es que estamos en un punto de inflexión, de volatilidad e incertidumbre, frente a desafíos en rápida evolución, anidados en problemas globales latentes como el aumento de las desigualdades y la necesidad de adaptar las sociedades a una inevitable transición digital y ecológica”, escribió por su parte la directora ejecutiva de AmCham Colombia, María Claudia Lacouture. Los escenarios posibles presentados por el Foro, con miras a 2027, son:

 Globalización 5.0-Reconexión: el ideal de prosperidad compartida. Mayor integración en términos económicos y tecnológicos. Alianzas regionales y mundiales reforzadas. Cadenas de suministro diversificadas, alta movilidad y flexibilidad laboral. Mayor innovación. Más energía renovable. Inversiones sostenibles a largo plazo, más equitativas. Fuerte resiliencia económica y social local, incluidas más inversiones en seguridad social, con impuestos más altos.

 Redes analógicas-nacionalismo virtual: se revive la integración física entre países que acoge al multilateralismo en términos de combustible asequible, alimentos y otros bienes, pero no lo replica en lo digital, donde habrá un control férreo. Desaparece el internet global. Habrá estancamiento tecnológico, de movilidad laboral y transición energética.

 Dominación digital-plataformas ágiles: escenario contrario. Habrá mayor proteccionismo económico con la fabricación altamente localizada y las cadenas de valor a merced de las rivalidades políticas. Aún así, se prevé que las principales economías se alineen con la fiscalidad y la gobernanza de los servicios digitales. Aumento del trabajo y la cooperación habilitados por la tecnología.

 Mundo autárquico-Fragmentación sistémica: proteccionismo de la era covid ahora es permanente: se ralentizan el comercio, la inversión y movilidad laboral. La cooperación y las cadenas de suministro se localizan. Perturbaciones de suministro amenazan la producción y la seguridad alimentaria y sanitaria. En lo digital, mayor control estatal: censura y vigilancia, así como desinformación. Estancamiento económico de gran alcance. Ambiente afectado. ¿Cadenas digitales? ¿Cómo va hoy, por lo pronto, esta dualidad físico-digital?  El COVID-19 fue una verdadera prueba de estrés para las cadenas de suministro globales, que ahora se están reconfigurando cada vez más aceleradamente hacia la transformación digital. Aún así, eventos como la escasez de contenedores fueron muestras de que hubo –y aún hay– momentos críticos de colapso que amenazan el comercio global y la recuperación económica de las economías mundiales tras la pandemia y ahora ante la guerra en Ucrania. Una encuesta publicada a inicios de 2021 por EY –Ernst & Young– a 200 ejecutivos de alto nivel de la cadena de suministros en organizaciones de varios sectores en EE. UU. mostró que la pandemia “supuso una perturbación mundial del comercio, las finanzas, los sistemas sanitarios y educativos, las empresas y las sociedades como pocas en los últimos 100 años”, señaló esa consultora. Al sondeo, sólo 2% de las empresas que respondieron a la encuesta afirmaron estar plenamente preparadas para la pandemia. Las disrupciones graves afectaron al 57% y el 72% informó de un efecto negativo (el 17 % informó de un efecto negativo importante y el 55 % mayormente negativo). Aún así, 64% de los encuestados afirman que la transformación digital se acelerará debido a la pandemia: 52% de los ejecutivos afirma que la cadena de suministros autónoma (por ejemplo, robots en almacenes y tiendas, carretillas elevadoras y camiones sin conductor, drones de entrega y planificación totalmente automatizada) ya está aquí o lo estará en 2025.

Todavía están por verse por completo las dinámicas de integración-fragmentación. “El mayor riesgo que enfrentan las cadenas de suministro globales ha pasado de la pandemia al conflicto militar entre Rusia y Ucrania, y a las incertidumbres geopolíticas y económicas que ha creado”, escribió en Tim Uy, economista de Moody's Analytics, citado por CNN. Por lo pronto, como hemos visto, los retos en el mediano plazo para las cadenas se afrontan y pasan por la transformación digital, incluso para asuntos clave como la predicción del consumo, que le permitirán ser más dinámicas, precisas y menos vulnerables. De otro lado, está claro que la globalización, tal y como la conocemos, ha dejado de existir y existen tiranteces políticas, económicas, sociales y sanitarias. No hay, por lo pronto, un escenario ideal, pero los analistas del Foro ven más probable un futuro en el que la cooperación global y el nacionalismo económico coexisten en los mundos físico y digital.