Pese al COVID-19, los vientos de reactivación ya soplan en varias partes del mundo. De ahí que en esta ‘nueva normalidad’ sea de crucial importancia usar de la mejor manera las herramientas para el transporte de carga, siendo la más representativa el mismo contenedor.

En nuestro artículo anterior, hablamos de los retos por la escasez de contenedores en el mundo, por lo que hoy la eficiencia en el uso de los mismos es la clave para la continuidad de la cadena logística.

Según Robinson Ochoa, ejecutivo de cuenta de Puerto de Barranquilla, los contenedores comerciales usualmente son de 20, 40 y 45 pies, medida que corresponde a lo largo del contenedor, que no solo son cerrados sino también los hay flat rack –que no tienen techo ni paredes laterales y se usan para cargas extradimensionadas–, open top –sin techo para elementos muy altos–, e isotanques –para transportar líquidos o gases–”.

“En el caso de carga seca, las cajas normales de 20 pies se usan para cargas pesadas como ladrillos, materiales de construcción, bobinas o láminas de acero, que pueden usar eficientemente la capacidad de un contenedor que si bien es más corto, pero que soporta mejor el peso, sin doblarse”, detalló.

Para carga de grandes volúmenes pero liviana, Ochoa recomienda el contenedor de 40 pies, que se usa, por ejemplo, para el transporte de toallas, rollos de tela, cajas de frutas o de alimentos ya procesados, dado que maximizan el cubicaje y no demandan mayor peso.

Por volumen, desde luego, el costo de transporte de una caja de 40 pies es más alto que una de 20. “Uno debe ser muy cuidadoso al elegir el tipo de contenedor, pensando en que el flete sea el más conveniente, esa diferencia en la longitud es importante para sacarle el mayor jugo posible”, destacó Ochoa.

El cubicaje, o la maximización de la capacidad del contenedor, dependen del producto. Ochoa explicó que en “una caja de 20 pies caben aproximadamente 33 mᵌ. Es clave que los productos se ajusten a las medidas de la caja, un factor importante en el momento de diseñar las cajas y empaques en los que irán los productos. Si no está ajustado, lo que puede irse en un solo contenedor deberá hacerlo en dos aumentando costos”.

Felipe Castro, responsable de la operación de la firma de logística Olinsa en Barranquilla, hizo hincapié en las necesidades de carga refrigerada, en una terminal portuaria que ya es referente para el país. Un ejemplo es el proceso de Cold Treatment que se le aplica a las naranjas que se exportan a Estados Unidos, “en el que la carga se queda monitoreada con sensores en el puerto de salida entre 15 y 20 días bajo unas condiciones designadas de baja temperatura, todo para evitar la llegada la mosca de la fruta a ese destino”.

Dijo Ochoa que ha visto incrementar las cargas de refrigerados y sostiene que el Cold Treatment pronto será aplicado a otros cítricos, a los aguacates y los arándanos, entre otros. “En Colombia debemos aprender de las cargas refrigeradas y, sobre todo, tener buenas prácticas para no romper la cadena de frío. Ello inicia en las fincas, pasa en el momento en que el productor decide cuándo se cortan las frutas del árbol, luego cuando se empaca y, una vez empacado, se llena el contenedor, que va hasta su destino final”.

Entre sus recomendaciones, Ochoa insistió en conservar la cadena de frío, así como definir el contenedor y la tecnología correcta para el producto a exportar, lo que implica aspectos como atmósferas controladas, ventilación o control de humedad, información que debe revisarse. Por parte –señaló– hay exportadores que creen que el contenedor es el que enfría la carga, cuando esta realmente ya debe venir fría o congelada.

“Otro aspecto a tener en cuenta son las buenas prácticas para el manejo y uso de los envases, empaques y embalajes. Las cajas, por ejemplo, deben tener orificios para que el calor pueda salir. Los plásticos deben tener determinados calibres para que el frío haga su trabajo. Los productos no pueden estar mojados ni sus empaques de cartón, porque puede generar moho y el consecuente rechazo de la carga en el destino”, puntualizó.